Morelia, Mich., 26 de junio del 2013.-Las artes escénicas se conjugaron en espacios cerrados y al aire libre durante la penúltima fecha de presentaciones de la Muestra Estatal de Danza Contemporánea. Las funciones ofrecidas por los grupos Nirvdanza y La Tempestad dieron testimonio del carácter ecléctico de la danza producida en Michoacán, donde se reúnen elementos del teatro y del arte sonoro en un mismo montaje.
El discurso escénico de Nirvdanza con apoyo audiovisual y música de percusiones interpretada en vivo por Jadhex sonidos prehispánicos se tituló “Lunas en plenitud”, que muestra a cinco mujeres separadas de su cuerpo y alejadas por completo de lo que alguna vez fue la esencia de su ser. El llamado de la sociedad contemporánea a dejarse llevar por los falsos estereotipos, la moda y los vaivenes del mundo material, causan estragos en la percepción física y la relación emocional que éstas llevan a diario.
La coreografía de Circe Soraya León Sepúlveda narra el ciclo natural del despertar a la vida, desarrollarse en el entorno sociocultural convencional heredado y tomar las decisiones que enfrenta una mujer día tras día por su condición femenina, en relación al entorno masculino. Las dudas, las frustraciones y los desencantos se contraponen a la posibilidad de encontrar mejores condiciones de desarrollo humano; aunque ésta siempre está latente para alcanzar la plenitud.
Las intérpretes de la obra presentada en el Foro La Bodega son la directora Circe León, Celeste Laguna Bonilla, Carmen Pérez Domínguez, Bryce Ixchel Muñoz Vázquez, Elizabeth Gómez y Sinuhé Hernández. El montaje se realizó en distintos planos de un escenario divido en dos partes; la iluminación, efectos sonoros y uso del vestuario y la utilería teatral mantuvo al público atento al desarrollo de la historia protagonizada por mujeres que comparten los mismos problemas.
Por su parte, el grupo La Tempestad, dirigido por Natalia Reza, presentó un retrato de la sociedad contemporánea llamado “Tempestad invernal”, con cuatro mosaicos distintos de relatos urbanos. El Jardín de Las Rosas de esta ciudad fue el escenario donde los bailarines se desplazaron sobre el piso de cantera con música de Toto Merino. Alelí Redondo, Selene Rangel, Jorge Castro y Elid Suárez interpretaron personajes que viven su subjetividad dentro de un colectivo frágil, donde todo pasa tan rápido que tan sólo se perciben algunas imágenes y éstas finalmente desaparecen.
Sin embargo, en este mundo individualista se hace un intento por entrar en la mente de otra persona y tratar de comprender su mundo interior, pero los intentos por mantener relaciones interpersonales efectivas arrojan sólo contactos utilitarios e impermanentes.
Entre ruido de automóviles y canciones de trova interpretadas por artistas de los cafés ubicados en el Jardín, los bailarines atrajeron a transeúntes quienes con asombro se acercaron a observar el montaje. En ese entorno urbano compartieron su narrativa en la que los espectadores reflejaron muchas de sus historias de vida.