Morelia, Michoacán, a 7 de julio de 2017.- Como parte de los Jueves de Coloquios y dentro del Ciclo “La Compañía de Jesús en Michoacán. Su legado histórico y artístico”, Sofía Irene Velarde Cruz impartió en el Museo de Arte Colonial (Macol) la conferencia “La expulsión de los Jesuitas en Valladolid de Michoacán”, hecho acaecido el 25 de junio de 1767 en territorio de la Nueva España.
Ante los asistentes a la charla, Velarde Cruz quién es directora del Macol, explicó que el ciclo se celebraba a 250 años de la expulsión de los jesuitas sucedida la madrugada del 25 de junio, cuando Fernando Mangino, tuvo a cargo dicha expulsión, la cual se registró en todo el territorio de la Nueva España y en los territorios tanto de España como de América donde había comunidades jesuitas.
También indicó que se hizo en la madrugada con base en lo estipulado en la ordenanza real de la Corona, que decía que la expulsión se hiciera con el mayor sigilo posible, a fin de que la población no se enterara, y así evitar algún levantamiento.
“Fue el propio Mangino quien leyó el decreto a la comunidad jesuita, cuyos integrantes permanecían reunidos en una habitación del mismo colegio. Se les permitió tomar sus cosas personales y emprenden el viaje a la Ciudad de México y de ahí a Veracruz, a fin de que cuando hubiera posibilidad viajaran a La Habana para llegar a España y finalmente a sus estados papales. Específicamente los jesuitas de la Nueva España arribaron a la ciudad de Bolonia, en Italia”, comentó Velarde.
Otros de los aspectos previstos por el ordenamiento real era que inmediatamente los bienes de la Compañía de Jesús en todos los territorios fueron sometidos a un inventario. En Valladolid de Michoacán, los jesuitas poseían dos haciendas, una de ellas ubicada en Queréndaro y la otra en términos de Nueva Galicia, inmuebles que les permitían solventar los gastos y subsistir.
Dichos inmuebles quedaron en poder de la Corona que siguió con su explotación y cuyas ganancias se utilizaron para pagar los gastos generados por el traslado a México así como una pensión, aunque mínima, destinada a los jesuitas expulsados de la Valladolid de Michoacán.
Sofía Irene Velarde indicó que en ese momento, en el Colegio de Valladolid había 9 integrantes de la Compañía de Jesús. A ellos había que sumar los ubicados en el colegio de Pátzcuaro, cuya expulsión generó manifestaciones a manera de descontento, por parte de la sociedad.
Dichas acciones se repitieron en el resto del territorio novohispano en donde se establecieron colegios en Querétaro, además de la Ciudad de México donde educaban a la juventud criolla, y en Tepotzotlán, con el noviciado jesuita, responsable de formarlos como sacerdotes de la Compañía de Jesús.
Por lo que respecta a las misiones donde construyeron capillas y templos para evangelizar a la población indígena, Sofía Irene Velarde mencionó las asentadas en el norte del país, donde había muchos indios bárbaros nómadas, que se enfrentaron a dicha orden religiosa.
Velarde Cruz expresó que la presencia de la Compañía de Jesús en la Nueva España fue significativa y agregó que la Corona dio instrucciones de que se confiscaran y revisaran los acervos de las bibliotecas de los colegios jesuitas, ya que consideraba que dichos libros contenían lecturas perniciosas para la sociedad, como ideas ilustradas y liberales.
La conferencista y directora del Museo de Arte Colonial culminó su participación con la crónica donde Francisco Javier Alegre narra, desde su experiencia personal, la expulsión y cómo fue el viaje de los jesuitas, entre quienes se encontraban algunos ancianos o enfermos, por lo que debieron permanecer en la ciudad de Puebla.
En este sentido la ponente señaló que la Corona solicitó a las autoridades virreinales se condujeran con respeto y humanidad.
Finalmente, Sofía Irene Velarde Cruz extendió una invitación al público para que asista a las 6 conferencias restantes que integran este ciclo en el Museo de Arte Colonial, y las cuales se realizarán de manera gratuita los siguientes jueves.