Morelia, Mich., 20 de Mayo del 2013.-Un grupo de empleados fundadores del Museo del Estado compartió sus experiencias laborales en una charla de carácter informal, amena y llena de anécdotas, realizada en el patio La Magnolia de ese recinto pionero en su concepto en Michoacán y promotor hoy de la Red de Museos Michoacanos.
Grandes proyectos compartidos de índole artística y cultural con la comunidad de visitantes y momentos significativos que permanecerán en la memoria de sus trabajadores, como fue aquel día lluvioso hace 27 años cuando abrió sus puertas al público por primera vez, relataron Silvia Alvarado Florián, quien labora los fines de semana junto con Susana Contreras Rocha; Martha Vázquez Hernández, Alfredo Olguín Olvera y Cleotilde Valle Carrillo, quienes atienden al público en el turno matutino.
Después de una presentación breve a cargo del director del Museo del Museo del Estado, José Luis Rodríguez Ávalos, donde destacó esta actividad, se enmarcó en los festejos del Día Internacional del Museo, hizo uso del micrófono Silvia Alvarado, empleada fundadora del espacio cultural para presentar una reseña titulada “Mis pasos por el Museo del Estado”. En el corto y emotivo texto relató su primer día de trabajo en l que describió una tarde lluviosa; expresó a los asistentes que desde el inicio de las funciones participó en la selección de piezas arqueológicas y su embalaje para trasladarlas al nuevo museo, colocando además las fichas descriptivas de éstas.
Arqueología, historia y etnografía michoacanas fueron las secciones que se pusieron al alcance del nuevo público, agregó Rodríguez Ávalos: “El proceso de la museografía fue arduo, laborioso y constante, se trabajó día y noche bajo un guión museográfico desde la población del continente americano pasando por los diferentes periodos prehispánicos, mostrando cuál fue el Señorío Tarasco, así como la llegada de los españoles a Michoacán, el establecimiento de la Colonia, la participación de héroes vallisoletanos en el movimiento de Independencia de México; el periodo de la Reforma, la intervención francesa en nuestro país y la Revolución Mexicana”.
En su discurso, Martha Vázquez habló de su participación del proyecto de restauración, donde describió la forma en que aprendió a apreciar las piezas en resguardo y valorarlas; después pasó a desempeñarse como custodio de las mismas. Alfredo Olguín Olvera, también fundador del Museo del Estado, fue velador del edificio de ayudar a empezar la instalación del museo. “He vivido una experiencia muy bonita en el Museo durante 27 años, yo aquí he sido un mil usos, día a día vivo nuevas experiencias y aprendo más. Cuando llegué no había nada, me tocó el traslado de las piezas de arqueología desde su salida de un lugar hasta que llegaron aquí; al principio algunas no cabían en ningún espacio. Hoy estoy muy orgulloso de ser uno de los fundadores del Museo del Estado”.
Cleotilde Valle, otra de las fundadoras del Museo, habló del equipo de trabajo”muy profesional que ha pasado por casi 30 años”, desde los directores como fueron María Teresa Martínez, quien tuvo la visión y el amor por los museos como no he conocido a otra persona” hasta Laura Solís, Guadalupe Escamilla, Benjamín Cázares, entre otros.
“Lo primero fue restaurar las piezas antes ubicadas en Casa de Cultura para traerlas al Museo. ¡Si esas piezas pudieran hablar por sí mismas! Fue increíble tener en nuestras manos esas piezas, luego se montó este Museo y fue andar como hormiguitas en el edificio para preparar la inauguración; había escombro en el patio, estaban poniendo una lona apenas hasta cinco minutos antes de abrir, porque amenazaba lluvia. Al final cayó un aguacero”.
AL celebrarse el primer aniversario del Museo del Estado, relató la encargada de dar visitas guiadas a grupos de estudiantes y turistas, “hice un pastel con los nombres de todos los trabajadores, pero faltaba sólo uno, había partido ya la primera compañera unos días antes del aniversario…”.
En esa época, coincidieron los trabajadores del Museo del Estado, fue de gran impacto para la sociedad local darse cuenta que se iba a inaugurar un museo, uno muy novedoso, por lo que en sus primeros días de apertura se registraron visitas nutridas. Algunos de los secretos del recinto nunca revelados hacia el público, es que “sí hay fantasmas, de todos los que puedan imaginarse”, comentaron a manera de broma.
De forma paralela, el proceso de capacitación al personal que ahí labora ha permitido crecer y mejorar los servicios de atención a sus visitantes, es un museo creado para atender a los visitantes en diversas áreas como son la botica, las secciones de Arqueología, Etnología e Historia. Algunas de éstas se han hecho más efectivas respecto a otras con el paso de los años. Hoy, comentaron, su sentido de ser un museo vivo es muy asertivo y sigue siendo un espacio fundamental para apoyar la educación de niños y jóvenes al fungir como recurso didáctico a través de los guías y transmisores del conocimiento de la historia fuera de las aulas académicas.