Lizbeth Macedo Flores y Rodrigo González Soria, integrantes del Departamento de Control y Restauración Arquitectónica, de la Dirección de Patrimonio, Protección y Conservación de Monumentos y Sitios Históricos, explicaron que el proyecto surgió de la necesidad de conservar el patrimonio monumental edificado en Michoacán.
La entidad, al igual que el resto del país, cuenta con una amplia riqueza arquitectónica por lo que, en ocasiones, existen dificultades para dar cumplimiento a los estándares internacionales en la materia, en relación a destinar 2 por ciento del valor de cada inmueble a su mantenimiento, lo que conlleva a un deterioro paulatino de los recintos.
En este punto el taller, que se implementa desde hace tres años de manera gratuita, toma gran relevancia, ya que involucra la participación de la población civil a través del manejo de materiales ecológicos y la realización de medidas preventivas afines a cada inmueble.
Dichas acciones no dañan ni alteran los edificios, es decir no son intervenciones de restauración ya que esa es responsabilidad de instancias como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de validar acciones de mayor relevancia.
La primera parte del taller a cargo de Lizbeth Macedo, es teórica; se enfoca a describir las características espaciales y constructivas del inmueble y a resaltar su valor histórico, con el propósito de que los habitantes de la comunidad, que también disfrutan y en cierta medida son responsables de él, conozcan y valoren su importancia, ya que heredarán dicho patrimonio a las próximas generaciones.
Con estas acciones también se pretende evitar la invasión de modelos ajenos y promover el uso de materiales propios de la localidad o región.
Si bien son párrocos, jefes de tenencia y autoridades municipales a quienes de primera instancia se extiende la invitación el taller, puede ser tomado por cualquier persona, inclusive niños; el único requisito es que se interesen en aprender y poner en práctica todo el proceso, para después transmitir el conocimiento adquirido.
Ante niños, jóvenes y adultos asistentes al taller, Macedo Flores expone ejemplo de las clases de deterioro que pueden afectar a los edificios. Posteriormente se efectúa un diagnóstico y se propone algún tipo de restauración.
Responsable de la fase práctica, Rodrigo González Soria cuenta con una dotación del material necesario para realizar los ejercicios que es proporcionado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), a través del Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultura de los Estados (PAICE).
El taller incluye el manejo de materiales como la cal viva o hidratada, arena, estiércol, baba de nopal, alumbre, sal de grano, jabón de lejía y paja, elementos ecológicos, económicos, prácticos y fáciles de manejar y de encontrar en la misma comunidad.
Pintura a la cal, alumbre diluido en agua caliente; alumbre combinado con sal de grano y baba de nopal; impermeabilizante a base de jabón y alumbre; la mezcla de arcilla, estiércol, baba de nopal, paja y arena, forman parte de las técnicas ya comprobadas, utilizadas en el taller. Los mismos participantes aprenden a pesar, medir y combinar de manera correcta los materiales para obtener distintas mezclas a ser utilizadas como recubrimientos en muros y fachadas.
Además de su aplicación en monumentos e inmuebles tales como templos y recintos antiguos, el taller también se puede usar a nivel doméstico, lo que representa que las casas y demás viviendas pueden recibir dicho mantenimiento a través de la implementación de diversas técnicas.
Cada taller comprende 6 sesiones, en la primera se valora el estado de los inmuebles. Posteriormente se explican los procedimientos de diversas técnicas y se da un seguimiento del trabajo en sitio ya efectuado, de manera que quienes toman el taller tienen la oportunidad de entender perfectamente el manejo de materiales, a la vez que cuentan con el tiempo necesario para aclarar sus dudas y comentar los resultados con los talleristas.
Como historiadora y arquitecto ingeniero respectivamente, Lizbeth Macedo y Rodrigo González han compartido sus conocimientos con pobladores de San Felipe de los Herreros, Santa María Huiramangaro, Tzurumútaro, Janitzio, Tiripetío, en Santo Tomás en la Cañada de los 11 Pueblos, Angamacutiro y Panindícuaro, así como en las cárceles abiertas ubicadas en Tacámbaro y Morelia (Mil Cumbres).
Actualmente visitan las poblaciones de Chucándiro, Huiramba, Naranja de Tapia, Santa Ana Maya, y el Centro de Integración Juvenil para Menores conocido como albergue tutelar. En este último sitio se enseña a los internos el uso y aplicación de las técnicas para que las utilicen y tengan un modo de subsistencia, es decir que se pretende un efecto multiplicador.
Finalmente, ambos talleristas manifestaron su deseo de porque las acciones que realizan llenen las expectativas de los participantes y éstos no pierdan el interés y el amor por conservar el patrimonio monumental edificado de sus localidades.