Continúa en el Macol ciclo de conferencias sobre el legado de los jesuitas

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  • Ahora tocó el turno a la investigadora Ofelia Mendoza Briones.

Morelia, Michoacán, a 13 de septiembre de 2017.- Exponer las causas que detonaron los movimientos populares relacionados con la expulsión de los jesuitas de Pátzcuaro, fue el tema a desarrollar en la charla “Política Borbónica, jesuitas y resistencia en Michoacán, 1767”, la cual fue impartida por la investigadora Ofelia Mendoza Briones, durante su participación en el ciclo de conferencias “La Compañía de Jesús en Michoacán. Su legado histórico y artístico”, que se desarrolla en el Museo de Arte Colonial.

Tras agradecer la invitación para participar en este ciclo de conferencias, Mendoza Briones indicó que el tema de su charla fue la situación que vivía el obispado y la intendencia de Michoacán dentro del marco de la política borbónica a principio de siglo XVIII, que formó parte de la gran corriente de pensamiento denominado La Ilustración.

La plática tomó como marco dicho escenario político para explicar lo ocurrido a nivel social, económico y político en Michoacán, y cómo se desarrollaron los acontecimientos que terminaron en los tumultos de 1766 y 1767, en especial en Pátzcuaro, donde se registró el gran tumulto el 28 de mayo de 1767, previo a la expulsión de los jesuitas.

Sobre el particular, Ofelia Mendoza, quien cuenta con cerca de 40 años de experiencia como docente en la Facultad de Historia de la UMSNH expuso que su propuesta se centra en que los tumultos sí tuvieron como una de sus razones la expulsión de los jesuitas de Michoacán, pero existían otras motivaciones de muy largo aliento y alcance, que provocaron irritación en la sociedad novohispana michoacana; causas que se recrudecieron y que detonaron justo unas semanas antes de dicho acontecimiento, tan es así que en todos los lugares en donde los jesuitas tenían colegios, fueron expulsados el 25 de junio, pero en Pátzcuaro salieron varias semanas después, porque la población impidió a los milicianos que extrajeran a los padres del colegio.

La también investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia consideró que a 250 años del suceso, es necesario hacer una nueva lectura de esa circunstancia y no quedarse solo con lo que se sabe. Agregó que es necesario retomar tal hecho y tratar de encontrar explicaciones más claras, pues todavía hay muchas cosas por estudiar de la sociedad en Michoacán en ese periodo.

Además, expresó que se cuenta con archivos y documentación riquísimo que no han sido ampliamente trabajados, por lo que siguen siendo un tema de investigación y observación muy importante que seguramente aportará nuevos datos.

Sobre la investigación que podría desarrollarse, Mendoza Briones explicó que al interior de las causas de largo aliento se trazan dos líneas paralelas de observación: las exageradas cargas tributarias impuestas sobre la población por parte del Rey y de la Iglesia, y por otra, la impartición de la justicia, ángulos que consideró importantes a través de los cuales se puede explicar con más claridad la causa de dichos tumultos.

Consideró que la política borbónica fue un detonante de la irritación social y de los movimientos populares con la fuerza y violencia con la que se desencadenaron en todo el obispado, y agregó que otro aspecto a analizar es la acción del visitador José de Gálvez, comisionado para venir a abrir causas y sentenciar a todos los amotinados a fin de reprimir esos tumultos.

La estudiosa del tema refirió que en un informe publicado por Felipe Castro Gutiérrez, da mucha luz sobre la mentalidad de los funcionarios que vinieron de España a implementar las reformas borbónicas, y la forma como Gálvez observa los delitos cometidos, entre ellos la desobediencia de los amotinados al no querer enlistarse en la milicia, considerada grave desobediencia al rey, lo que implicaba como un pecado, ya que la tradición jurídica cultural de la época marcaba que el rey es rey por gracia divina.

Dicha conducta fue castigada por José de Gálvez con la aplicación de terribles sentencias.

Como ejemplo citó que Pedro de Soria Villarroel, gobernador indio de Pátzcuaro, caudillo del gran tumulto que fue ahorcado y decapitado, y su cabeza fue colocada en una picota en la plaza, castigo aplicado en su momento a Miguel Hidalgo y Costilla.

Abundó la historiadora que también en Pátzcuaro se escuchó por primera vez el grito “Muera el mal gobierno” durante el gran tumulto de 1767.

Finalmente Ofelia Mendoza Briones expresó que, a distancia, dichos acontecimiento cobran gran trascendencia, por lo que cual es necesario buscar las causas de largo aliento acumuladas durante siglos, pues un movimiento popular con esta fuerza no se produce solo por una medida gubernamental.

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