Morelia, Mich., 1 de noviembre de 2012.- La Orquesta Sinfónica de Michoacán (OSIDEM) ofreció su primera presentación de la temporada otoñal con el Concierto Tradicional de Día de Muertos, al interior de la Catedral Metropolitana de esta ciudad. El director artístico, Miguel Salmón del Real, se hizo cargo de conducir a los músicos, al Coro del Apostolado de la Cruz y, a los cuatro solistas invitados, quienes en conjunto brindaron un agradable espectáculo sonoro.
Con acceso libre, personas de todas las edades se dieron cita para disfrutar de la ejecución, como ya es costumbre cada año, del Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart, obra K626. La misa mortuoria reúne una serie de cantos litúrgicos gregorianos interpretados con motivo de elevar oraciones para pedir la salvación del alma de un ser humano fallecido.
Considerada como una de las obras maestras del genio austriaco, el réquiem fue compuesto para orquesta, coro y solistas. En esta ocasión, los cantantes estuvieron personificados por la soprano Conchita Julián, la mezzosoprano María Luisa Tamez, el tenor Flavio Becerra y, el barítono Roberto Bañuelas.
La versión interpretada en compañía de los integrantes del ensamble coral dirigido por José Netzhualcóyotl Pineda, consta de 12 piezas. Los nombres originales en latín de las mismas son: Requiem, Dies Irae,Tuba mirum, Rex tremendae, Recordare, Confutatis, lacrimosa, Domine Iesu, Hostias, Sanctus, Benedictus y, Agnus Dei; esta última segmentada en cuatro movimientos breves (Larghetto, Adagio, Allegro y para finalizar, otro Adagio).
Al momento de interpretar Tuba mirum y Benedictus, sobresalieron las habilidades vocales de los solistas, mientras que la armonía coral se percibió en partes como Dies Irae, interpretada enérgicamente y, Lacrimosa, un canto de duelo y tristeza profunda.
La entrega total de los artistas participantes en el montaje fue muy aplaudida por el público asistente. Al concluir la presentación, para agradecer el reconocimiento de la audiencia, Miguel Salmón del Real repitió la pieza Lacrimosa, “un canto que comienza con las cuerdas y continúa con el coro”, manifestó ante los presentes.
Entre los invitados especiales, estuvo presente Marco Antonio Aguilar Cortés, secretario de Cultura en Michoacán; Raúl Olmos Torres, director de Promoción y Fomento Cultural de la Secretaría de Cultura en Michoacán (Secum); Jaime Bravo Déctor, director de Promoción Artística y Desarrollo Cultural de la dependencia, así como varios jefes de departamentos de la misma.
Mozart murió mientras componía el Réquiem en 1791, sus biógrafos consideran que sólo concluyó en su cabalidad las secciones Introitus (Entrada) o Requiem, Kyrie Eleison (¡Señor! Ten piedad) y Dies Irae (Día de la ira o Día del juicio). Algunos otros investigadores sostienen que también dejó lista la Lacrimosa y, los demás episodios que quedaron incompletos, fueron terminados con la intervención de su discípulo Franz Xaver Sümmayer.
El Concierto Tradicional de Día de Muerto se realizará en una segunda función este jueves 01 de noviembre a las 21:00 horas, en la Basílica de Nuestra Señora de la Salud, en Pátzcuaro. La entrada también será de forma gratuita.
Otras versiones adaptadas muy conocidas de la obra se integran por la oración cantada Kyrie eleison (¡Señor, ten piedad!) evocando palabras de origen griego que significa “Señor, ten piedad” y la frase consecuente cantada es Christe eleison, que quiere decir “Cristo, ten piedad”. En la parte de la Sequentia, el coro vocaliza breves estrofas rimadas segmentadas, estas son: Dies Irae (himno latino), “Tuba mirum” (magnífico sonido de trompeta), “Rex tremendae maistatis” (Rey de tremenda majestad), “Recordare, Iesu pie” (Recuerda, Jesús piadoso), “Confutati maledictis” (Confundidos los malditos) y, “Lacrimosa” (Día de lágrimas aquél) .
Además, una cuarta pieza es el “Offertorium” (Ofertorio) de pan y vino, previo a la consumación de la comunión; luego se canta el “Sanctus” (Santo), evocando a la Santísima Trinidad, seguido del “Benedictus” (Bendito), que de acuerdo con el evangelista San Lucas, interpretó Zacarías para alabar a Jesucristo. El séptimo canto es el “Agnus Dei” (Cordero de Dios), denominación conferida por San Juan Bautista al hijo de Dios por ser sacrificado en la cruz y aceptar los designios del Padre. Para finalizar, se canta la “Communio” (Comunión) o eucaristía, con el nombre de Lux aeterna, mientras los feligreses reciben la ostia de consagrar.