Morelia, Mich., 7 de diciembre 2015.- “Un acercamiento a la indumentaria tradicional michoacana” es el nombre de la plática que Gerardo Ascencio ofreció en las instalaciones del Centro Cultural UNAM en Morelia, en el marco de “Fuego” exposición y venta de artesanía michoacana, que ofreció al público la posibilidad de adquirir hermosas piezas, conocer más de cerca la importancia de su conservación y valorar dicho arte como elemento de las muchas tradiciones de nuestro país.
Tras recordar que Michoacán cuenta con una enorme cantidad de trajes regionales de las diferentes etnias, Ascencio Campos citó y dio crédito a los trabajos de Teresa Castelló Yturbide
y Carlotta Mapelli Mozzi quienes en sus investigaciones incluyeron a la indumentaria michoacana.
Recordó también que en 1986 elaboró una carpeta sobre dicha temática, en la Casa de las Artesanías en la cual trabajó.
Al referirse primeramente a los elementos que conformaban el traje Antiguo de Pamatácuaro, que ya no es utilizado, el expositor mencionó que era diariamente usado por los campesinos de la región serrana en labores habituales, dirigir la yunta, arar la tierra , cortar y labrar la madera para hacer cucharas, molinillos, tortilladoras, tejamanil y trojes.
Citó entonces las palabras del señor Rafael Márquez Ramírez, en el sentido de que era considerada una ropa muy especial hecha por ellos mismos, útil en la protección contra el agua en tiempo de lluvias, ya que el líquido resbalaba al contacto con la lana, material del que están hechos el grueso calzón y el gabán, además de calentarse en tiempo de frío, ya que incluso mojado era muy caliente.
También habló sobre el sombrero hecho de paja de trigo que va cosido con hilo de hita o fibra de maguey.
Por tratarse de un lugar montañoso del municipio de Los Reyes, el traje se acompaña de gabán hecho de lana color negro o café, prenda insustituible para el invierno.
De gran importancia es el diseño de la camisa hecha de manta de algodón no común en la actualidad, cosida con hilo grueso de lana negra.
Por medio de imágenes y fotografías Ascencio Campos mostró dicha indumentaria en la que el cuerno forma parte indispensable del equipo, al servir para comunicarse de un sitio a otro, en especial en zonas agrestes en las que era necesario localizarse con rapidez, como el avisar de algún asunto particular o colectivo de alguien que inicia o concluye una faena, o se retira a su casa. Dicho artefacto tenía labrada la figura de una mano que lo empuña para mayor comodidad al sujetarlo. Otro de sus usos era el de acompañar a los cuidadores de los sembradíos de milpa, quelite o calabaza, quienes durante temporada de cultivo se trasladaban a vivir a sus terrenos donde la faena diaria y de tiempo completo los obligaba a alimentarse de vegetales, sirviendo el cuerno para avisar que allí hay gente, retirando así a los intrusos.
El morral, hecho de hita de maguey, por lo general adquirido en la vecina población de Tarecuato ya que los artesanos de dicha localidad los elaboran de gran resistencia y es de mucha utilidad ya que los calzones de lana carecen de bolsas. En él se guardan la comida y lo necesario para preparar los cigarros de hoja, de tabaco puro elaborados con hoja de maíz cortada en cuadros del tamaño necesario.
Otro compañero inseparable del hombre campirano es el guaje, de considerable capacidad para conservar la frescura del agua.
El ceñidor o faja, usado para sostener el calzón de lana, también forma parte de dicha indumentaria.
En otra parte de su exposición, Gerardo Ascencio habló sobre el Guanengeri en la indumentaria de la Danza de las Vaqueras de San Felipe de los Herreros. En los albores de la primera mitad del siglo pasado llegó a Uruapan el arquitecto Arturo Macías Armenta, quien cobijado por Benjamín Apan, se adentró en las tradiciones michoacanas por lo que visitó algunas comunidades para conocer sus costumbres a fin de recuperarlas, por lo que llegó a la troje de Nana Librada Gutiérrez Álvarez en el municipio de Charapan. El arquitecto Macías preguntó a doña Libradita por tradiciones antiguas de la comunidad a lo que, entre muchas opciones, la artesana se dirigió a un baúl de madera y sacó un uanengeri que había usado en su juventud, con lo cual el arquitecto quedó impresionado, por lo que le dijo que si lo sabía hacer, a lo que Nana Libradita le contestó que sí. Fue allí donde se retomó la manufactura de tan importante prenda textil y a partir de allí dicha parte de la indumentaria se convierte en el sustento económico de su familia y posteriormente de muchas otras, llegando el año de 1982 en el que participó en el Concurso de Indumentaria Tradicional de Uruapan y en julio de 1983 es presentada la Danza en los Sábados Culturales promovidos por la Casa de las Artesanías. Los trajes usados para esta danza son para el Mayordomo, su esposa, y las esposas del Fiscal, del Keni y del Carari.
El uanengeri es una prenda que era usada desde la época prehispánica por los hombres, sólo que les cubría hasta el obligo dejando el resto del cuerpo descubierto. Con la evangelización la prenda queda para uso femenino alargando su diseño.
En otra parte de su charla, el promotor cultural indicó que se sabe que la Danza de las Vaqueras de San Felipe de los Herreros dejó de ser bailada desde 1948 y puede decirse que, prácticamente ya no existe.
Otra Danza prehispánica ceremonial y su indumentaria incluida en la charla por Ascencio Campos fue la de Chilinchilies de Paricutín hoy Caltzontzin, municipio de Uruapan. Dicha danza luego de considerarse perdida fue presentada en un concurso en el que obtiene un primer lugar .Hacia el año de 1975 luego de un periodo de inactividad, los cargueros Leocadio Chávez Santiago, Miguel Chávez Rosas, Juventino Rosas Rangel. Mateo Rangel Chávez, Máximo Rosas Paz, Esteban Rosas Paz, Manuel Chávez y Francisco Rosas Rangel volvieron a darle vigencia, al presentar dos cuadros por ser ocho integrantes.
En 1980 los técnicos culturales bilingües que eran parte del organigrama de la Dirección de Culturas Populares Máximo Chávez Rosas y Jesús Chávez Rangel, con el apoyo y entusiasmo de Rosa Rangel Ramírez (+) Ramón Toral Chávez Marcos Hernández y Cipriano Gutiérrez Sánchez recuperaron la indumentaria, pasos dancísticos y música. Don Valentín Gutiérrez Toral contribuyó de manera importante a la recuperación de la música original. Para el cargo 2013 fue invitada a colaborar la Orquesta de los Hermanos Rodríguez” de Ahuiran.
En 2010 y el 2013 la Danza de los Chilinchilies es presentada nuevamente conforme a la tradición en honor a la Santísima Trinidad, imagen que simbólicamente representa a Tata Kuerajperi y que es única, ya que el manejo de la iconografía del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo fue concebida como una disposición sui géneris. Las esculturas son llevadas en procesión con la presencia de los cargueros, destacando la peculiar forma de colocar el cabello de la esposa del carguero trenzado con billetes que han sido obsequiados por familiares, amigos y vecinos, como muestra de apoyo a la festividad comunal.
Gerardo Ascencio indicó que si bien ha sido conocida como Chilinchilies ahora se sabe que es Chilinchilinaskan. Máximo Chávez Rosas ha coincidido con el significado traducido por José Dimas, es decir que suena, sonido, el sonido de los cascabeles.
La danza en la época precolombina estaba dedicada a Nana Kueráuaperi o la Madre Naturaleza, deidad que residía al oriente de Tzintzuntzan, específicamente en Zinapécuaro.
Gerardo Ascencio indicó que esta danza conserva los rasgos sustantivos de la simbología y la mitología descrita por José Corona Chávez en su introducción para “La Relación de Michoacán”. Se destaca la indumentaria consistente en un penacho dorado rematado con plumas de guajolote. Agregó que actualmente, tal como se informa en “La Relación de Michoacán”, son cascabeles los que el Chilinchilie usa para llevar el ritmo de la música que los acompaña, y cuyo sonido dio nombre a la danza en cuestión.
En un ambiente rodeado de piezas artesanales motivo de la exposición, Gerardo Ascencio explicó que el color distintivo de Keráuaperi es el rojo y roja es la capa, el ceñidor, los puños y la pechera que porta el Chilinchilie . El resto de la camisa, fleco y calzón son de color blanco. El forro de la capa es color azul, las rodilleras de manta con aplicaciones de espiguilla son de color amarillo y verde, las fajas que sujetan el calzón a la altura del tobillo son color rojo, blanco, amarillo, negro y azul, lo que en su caso representan a la deidad que hacía llover en el centro y en las cuatro partes del mundo, portando una rama de palma en cada mano.
Los huaraches, de diseño especial, siguen siendo elaborados por un talabartero de Uruapan.